LOS SUMOS PONTÍFICES Y LA EVOLUCIÓN
Alberto Sáenz Enríquez


El pasado 12 de agosto se cumplieron cincuenta y nueve años de la promulgación de la encíclica "Humani Generis" de S.S. Pío XII (1950) en la cual el ilustre Pontífice definió la postura de la Iglesia Católica en torno a la teoría de la evolución de las especies y el origen del hombre.

Ardua es la postura de la Santa Iglesia al enfrentarse a teorías y postulados científicos que parecen contradecir o aún demoler lo inculcado en las Sagradas Escrituras sobre el origen del hombre.

Ardua fue asimismo la confrontación de una teología afincada en el geocentrismo de Tolomeo y Aristóteles-no en la Biblia en modo alguno, entiéndase esto- con los descubrimientos de Copérnico Galileo y Newton sobre la traslación y rotación de una tierra, que lejos de ocupar el centro del universo, resultó ser un planeta pequeño girando en rededor del sol.

El hecho de que la religión católica -abordando una cosmología equívoca-sobreviviera a estos descubrimientos, pareciera un absurdo y no sólo a éstos, sino al de que el mismo sol fuese una mota insignificante en la orilla de una galaxia con miles de millones de estrellas y de que la misma galaxia es uno de tantos discos, platos o enjambres luminosos, que ,por miles de millones se expanden en un universo de impredecibles mutaciones dinámicas, en el cual lo que tradicionalmente se llamara "el cielo" no quedaba comprendido en ello, sino en una dimensión espiritual no ubicable en "parsecs" o medidas en años-luz ,siendo todo esto una aparente prueba de lo vano de la sobrenaturalidad.

Luego, al afianzarse el evolucionismo con sus planteamientos genealógicos de un origen bestial del ser humano, la religión enraizada en la Sagrada Escritura hebreo -cristiana debió desaparecer.

Las voces de Hobbes, Bruno y luego de Marx, Nietzche, Spencer y después Sagan y Dawkins pedían a gritos un desplazamiento de ese Dios cuya Palabra quedaba tan humillada, tan devaluada, tan envilecida y nulificada.

"Dios ha muerto".

"Vivan Darwin, Freud, Dawkins....viva el aborto, vivan las uniones monosexuales, vivan la lujuria, el amor libre,..!Vivan!

En tiempo de Pío XII estaban frescos los hallazgos de Dubois y su pitecántropo, y en China eran recientes los restos del sinántropos -pekinensis desenterrados por Davidson Black , con información ilustradísima en portadas de TIME y LIFE con hombres-monos y monas -mujeres arqueadas con cara de la famosa Chita-la mona de Tarzán-portando sus bebés a la espalda en la piel de algún antílope cazado junto a un formidable mamut.

Todos conocían las imágenes de reproducciones del hombre de Neandertal con su enorme garrote, del hombre de Nebraska, idéntico a los aún no tan conocidos Sasquatch y "hombres de las nieves", o del "hombre de Piltdown "con rostro ferozmente orangutanesco.

Poco a poco se fueron desenmascarando estos embustes por obra de científicos honestos.

No había tal pitecántropo, sólo una calota de gibón y un fémur totalmente humano hallado a cien metros de distancia.

No hubo sinántropos, sólo unos vaciados fraudulentos en yeso de cuyos originales nunca se supo nada.

No hubo "hombre de Nebraska", se trataba de un molar de cerdo prehistórico únicamente...

No hubo "hombre de Piltdown " sólo un craneo de aborigen adosado a una mandíbula limada de chimpancé y trucado todo ello con sulfuros para aparentarle antiguedad...

El hombre de Neandertal era todo un homo sapiens con capacidad craneal inmensa sólo un poco menos feo y jorobado que Quasimodo, el personaje de Víctor Hugo, del que por poco se enamora la bella gitana Esmeralda.

El Zinjántropo de Leaky , Lucy y el "homo erectus" de Johanson y demás homínidos que aparecieron después eran todos perfectos monos o perfectos hombres... ya examinándolos bien ....

!Se acabaron los eslabones perdidos!

La embriología y la serología dieron cuenta de la falta de afinidad en el desarrollo y la composición química de las proteínas de hombres y monos y donde pareció haber afinidad de ADN no hubo forma de explicar la desafinidad cromosomática entre éstos.

La estratigrafía geológica nunca descubrió continuidad en los restos fósiles de las especies sino abismos infranqueables entre éstas...

Denton, Behe, Dembsky, Leguizamón y muchos otros grandes biólogos sostuvieron valientemente que la evolución como teoría, había colapsado.

La biología actual maneja el descubrimiento de la "complejidad irreducible" en que las funciones moleculares de la célula siendo tantas y tan variadas, con una sola que deje de actuar, anula todo el sistema citofisiológico y todo esto viene a demostrar la imposibilidad de estos sistemas de haberse ido desarrollando paulatinamente :o funciona todo perfectamente desde un principio o nunca pudo hacerlo.

Pero Pío XII, en su época, lidió con la borrasca y defendió a capa y espada el dogma cristiano , sin atacar la teoría evolutiva y sin anatematizar a los católicos evolucionistas, declarando lícito el debate-no la teoría- en torno al origen del cuerpo humano - no del alma- y condenando - eso si- el poligenismo u origen humano de distintas procedencias genealógicas.

Mas recientemente S.S. Juan Pablo II comentó "que la evolución es mas que una teoría" y le concedió viabilidad, pero esto fue sólo una opinión personal del gran Pontífice - no enterado de los descubrimientos mas recientes - y no una declaración "ex -cátedra" como algunos católicos incultos llegan a sostener.

Otrosí, S.S. Benedicto XVI ha llegado a declarar en alguna ocasión que "la evolución es irracional", pero sea como sea, es de biología de lo que se trata y no de algo que sólo se pueda discutir teológicamente y la biología honesta ha minado los principios del evolucionismo en tantos frentes, que sus partidarios hoy- católicos o no -tendrán que reconsiderar muy profundamente su línea de pensamiento.

ALBERTO SÁENZ ENRÍQUEZ

Agosto 20 2009