Es curioso como los enemigos de Dios acaban cayendo exactamente en las mismas redes que ellos fabrican para desprestigiar y ridiculizar a quienes con honestidad y certeza descubren públicamente la presencia de Dios en el conocimiento científico.
Desde tiempo inmemorial prácticamente todos los grandes sabios: Parménides, Sócrates, Platón, Aristóteles y desde luego los eruditos medievales: Alberto Magno, Tomás de Aquino, Juan Duns Scott, los grandes científicos de la edad moderna: Isaac Newton, Johannes Kepler, Amedeo Avogadro, Louis Pasteur, Louis Agassiz , Jean Henri Fabre y en el siglo XX Albert Einstein, Max Planck, Werner Heisenberg, Paul Dirac, Erwin Schroedinger, James Jeans, Allan Sandage, Heinz Woltereck, Eugene Guye , Paul Lecomte Du Nouy, A. Cressy Morrison y en nuestro tiempo Michael Behe, Stephen C. Meyer etc. han manifestado sin ambages descubrir a Dios a través de la ciencia.
Pero también no faltan mediocres y obcecados teoristas menores como Daniel Deneth, Rchard Dawklins, Philip Pettit o famosos como Carl Sagan q.p.d. y Stephen Hawking que defienden con obstinación un ateísmo que llega a ser mas bien anti-teísmo.
Esta clase de teoristas sencillamente y por principio sostienen que no es científico jamás mencionar a Dios en tratados científicos ni en las aulas universitarias en cátedras de ciencia.
Para ellos el hacerlo es tanto como invadir la ciencia con intromisiones religiosas que para éstos son míticas sin admitir argumento que a este prejuicio se oponga.
Con esa mentalidad se ha generado una verdadera persecución a los catedráticos e investigadores universitarios por el hecho de proponer o simplemente mencionar que el universo y la vida denuncian el plan de un diseño inteligente.
Esto le ha ocurrido a la Dra. Caroline Crocker en la Universidad George Mason, al Dr . Michael Egnor en la Universidad Columbia ,al Dr. Richard Sternberg en el Smithsonian Institute de Washington D.C., al Dr. Robert J. Marks en Baylor University, así como al astrónomo Guillermo González ,(descubridor de varios planetas de otras estrellas de nuestra galaxia) , en Iowa State University.
En Argentina el ilustre bIólogo y médico Dr. Raúl O. Leguizamón tuvo que abandonar su país por hostilidad de sus colegas y ha sido acogido en la Universidad Autónoma de Guadalajara para honra de la intelectualidad mexicana.
Hay muchísimos otros maestros en E.E.U.U. que incluso expulsados de sus cátedras por su posición teísta, y desprestigiados para no ser aceptados en otras universidades, se ven obligados a trabajar como afanadores para ganarse la vida.
Estas actitudes no pueden ser sino muestras de barbarie a nombre de una "ciencia" fanática y cerrada propia de estúpidos ignaros y no de verdaderos amantes de la verdad y la ciencia.
Hay algunas universidades e instituciones abiertamente religiosas como Institute for Christian Research o San Diego Christian College que con todo lujo de pruebas demuestran por obra de científicos de altísima calidad académica su adhesión al creacionismo científico pero los defensores de "Intelligent Design" del Discovery Institute no tienen nada que ver con instituciones o criterios religiosos y que ni siquiera mencionan a Dios sino a una Inteligencia diseñadora, que son igualmente aborrecidos por el ateísmo oficial.
Ante los argumentos apabullantes que ofrece Stephen C. Meyer en su obra: "DNA. a signature in cell" demostrando la innegable información digital asombrosa en el interior de la célula que es tan compleja como todo un sistema de sistemas , lo cual denuncia y transparenta la inteligencia como causa esencial de los fenómenos de la naturaleza, los pobres materialistas no saben ahora como defender sus posturas..
El ateísimo Richard Dawkins declara en el video: "EXPELLED:NO INTELLIGENCE ALLOWED" que esa información en la célula debió ser ideada por extraterrestres...
Resulta que ahora la ciencia ficción persigue a la ciencia verdadera....
Esto nos demuestra como la estupidez humana, aún en labios de científicos cobra estos visos de fanatismo por el celo de defender ideas caducas que se demuestran por si mismas obsoletas.
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