«LOS BEBÉS MEDICAMENTO»

La Instrumentalización del Embrión Humano
adolfoleon22@prodigy.net.mx

Se acaba de perpetrar en España uno de los más graves atentados a la dignidad del ser humano, aunque no es la primera vez que ocurre en el mundo. Se trata del nacimiento de un «Bebé Medicamento», esto es un bebé producido ‘bajo pedido’ por los padres para poder extraerle cierto tipo de células que servirán para curar a un hermano. Nadie puede negar que el fin es bueno: Curar una enfermedad grave, pero también es sabido que al canto de «El fin justifica los medios» se han cometido grandes crímenes en la humanidad, como lo hizo Hitler al querer ‘purificar’ la raza Aria masacrando a la comunidad Judía.

La recta filosofía nos enseña como uno de los principios fundamentales en toda la historia de la humanidad que «EL FIN NO JUSTIFICA LOS MEDIOS» y así, la búsqueda de la salud de un ser humano, no justifique la reducción de otro a la categoría de cosa, de un simple instrumento para un fin determinado, por más noble o elevado que este fin sea. Este proceso de los BEBÉS MEDICAMENTO» ES INTRÍNSECAMENTE MALO» por atentar a la dignidad esencial del ser humano. Para efectos prácticos es lo mismo que «comprar» a una persona, para que «siendo mío, pues ya lo compré», pueda hacer con él lo que yo quiera, como extirparle el riñón que necesito. Stalin, con el mismo principio de que el fin justifica los medios asesinó a millones de campesinos y citadinos de la Unión Soviética en su intento por construir la «Dictadura del Proletariado» Podíamos extendernos citando este tipo de ejemplos, pero lo importante es insistir nuevamente en que el fin no justifica los medios.

Además de este punto esencial, existen muchos otros que revelan lo inmoral de este procedimiento. El primero de ellos es que esta técnica, como la de la «Fecundación in vitro» para parejas que no pueden concebir y para los intentos de clonar un ser humano, es que en su realización se requiere fecundar varios óvulos y una vez que inician su crecimiento, se deciden por el «más adecuado, más sano y con más probabilidad de lograrse y los demás seres humanos, ya en desarrollo, llamados embriones- son desechados o congelados para usarse como material de consumo para futuras investigaciones- Este proceso es igualmente «intrínsecamente inmoral» pues el embrión ‘suertudo’, el que se escoge para que viva, es producto de esa instrumentalización del ser humano, pero además, los otros seres humanos concebidos, ya en desarrollo en la categoría de embrión es condenado a la muerte. Cabe aquí insistir que un embrión no es un ser humano ‘en potencia’ en el sentido de algo que va a ser, no el embrión es ya un ser humano en desarrollo, simplemente, su ‘programa genético’ almacenado en su ADN está en plena operación produciendo los distintos elementos que lo van conformando paso a paso.

Además del asesinato de los embriones ‘no suertudos- el método como tal tiene una serie de problemas fisiológicos. Me permito citar a la Dra. Ana Martín Ancel, miembro de la European
Society for Pediatric Research, quien analiza para el Portal Español Páginas Digital ( www,paginasdigital.es/) los problemas médicos
de estas técnicas:

«Más importante, las técnicas de reproducción asistida ponen en riesgo significativo al niño así concebido (amplia revisión en Lancet 2007; 370:351) En comparación con los niños engendrados naturalmente, la mortalidad perinatal y neonatal aumenta al doble, las probabilidades de tener una enfermedad que requiera ingreso en una Unidad de Cuidados Intensivos al nacimiento es 1,5 veces mayor, el riesgo de prematuridad extrema -con su elevado porcentaje de secuelas- es tres veces mayor, el riesgo de malformaciones graves en estos niños está aumentado en un 30%, hay una creciente preocupación por la mayor probabilidad de enfermedades ligadas a la impronta genética (imprinting disorders) y a otras alteraciones epigenéticas relacionadas con un ambiente periconcepcional artificial. Además, el riesgo de parálisis cerebral es tres veces mayor, el riesgo de alteraciones en el neurodesarrollo es cuatro veces mayor, y actualmente se empieza a encontrar un riesgo más elevado de presentar enfermedad cardiovascular y diabetes en la edad adulta. Así, el «bebé medicamento» corre un riesgo de salud nada despreciable. Sin haber sido consultado con donantes alternativos que no correrían ningún riesgo (bancos de sangre de cordón) o prácticamente ninguno (donaciones de médula ósea)».

Y concluye la Doctora Ancel: «Sin embargo, no es aceptable que un número desconocido de embriones «hermanos» de Javier -(Javier es el nombre que le dieron al ahora «niño medicamento»)- hayan sido generados sin ningún interés por ellos mismos, y que después hayan sido desechados como se elimina una medicina inservible. Y tampoco es acorde al valor inmenso de Javier que, en aras de su utilidad como donante, se haya visto sometido a los significativos riesgos de las técnicas de reproducción asistida.»

Como se ve, ni siquiera se trata de una situación de ‘todos ganan’ sino más bien de ‘a lo mejor uno gana –el enfermo- y el otro pierde’, el niño medicamento condenado a una posible cadena de enfermedades a edades más tempranas de lo normal y disfunciones producto de la manipulación in vitro a la que fue sometido.

Ojalá que más pronto que tarde la sociedad, junto con la misma comunidad científica, se decida a imponer los límites éticos y morales que este tipo de experimentos –y cualquier otro tipo de ciencia- requiere y que se fijen los límites que la ciencia no puede trasponer sin pagar las consecuencias, antes de que sea la propia humanidad la que pague las consecuencias.

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