Matteo Ricci, un gigante de la ciencia y de la fe
Iniciativas culturales en el IV centenario de la muerte del famoso jesuita


Por Antonio Gaspari


ROMA, lunes 18 de enero de 2010 (ZENIT.org).- Entre las iniciativas culturales y religiosas del año 2010, destacan las relativas a la celebración del cuarto centenario de la muerte, en 1610 de Matteo Ricci, el famoso jesuita que marcó la historia de la cultura y de la misión en China, y a quien la revista American Life ha colocado entre los cien personajes más influyentes e importantes del segundo milenio.

En la jornada del jueves 14 de enero más de cien Embajadores ante la Santa Sede visitaron la gran exposición "En las cumbres de la historia. P. Matteo Ricci (1552-1610) entre Roma y Pekín", dirigida por el profesor Antonio Paolucci y alojada en el Vaticano, en las salas del Brazo de Carlomagno.

Un éxito particular está teniendo un libro y una película con el título Matteo Ricci. Un gesuita nel regno del drago (Matteo Ricci, un jesuita en el reino del dragón), dirigidos por Gjon Kolndrekaj y publicados por la RAI - ERI.

En la dedicatoria que abre el libro, el director italiano de origen kosovar, Gjon Kolndrekaj, escribe: "Esta obra está dedicada a todos aquellos misioneros que en silencio anuncian la verdad, obrando el Bien Común en las diversas culturas y civilizaciones".

Recorrer la historia de Matteo Ricci es como vivir una fantástica aventura.

Nacido en Macerata el 6 de octubre de 1552 de una familia noble e importante, Matteo fue formado como literato y religioso en la escuela de los jesuitas.

A su formación humanística se añadía la sólida componente matemática, astronómica, cartográfica y científica, gracias a las enseñanzas del padre Cristoforo Clavio.

Fascinado por Oriente, apenas ordenado, Matteo navegó hacia la misión en China en 1582. Tras años de estudio de la lengua, de las costumbres y de la cultura china, el joven jesuita gozó de la estima y de la confianza de la clase culta china, hasta el punto de ser introducido en la Corte Imperial de Wanli.

Matteo Ricci era culto y carismático, asombró a la corte imperial con su ánimo bondadoso, con su ciencia y con su fe.

Demostró a los chinos que la tierra era redonda, dibujó el mapa del mundo entonces conocido, construyó relojes mecánicos, tradujo por primera vez obras occidentales al chino.

Tradujo al mandarín muchos tratados fundamentales para la ciencia occidental, como los primeros seis libros de los "Elementos de Euclides" y el "Manual de Epicteto".

En 1584 escribió un breve catecismo, el primer libro impreso por extranjeros en China.

De estas fechas dataría también su composición del gran Mapamundo en lengua china, cuya sexta edición fue querida por el mismo Emperador en 1608.

En el Mapamundo se representan los continentes y las islas hasta entonces descubiertas ofreciendo, en línea con la tradición china, las anotaciones de las noticias históricas junto a las principales localidades.

Matteo Ricci además, compuso y publicó el primer trabajo sinológico de la historia: un pequeño diccionario portugués-chino.

En 1595 escribió el "Tratado sobre la amistad"; en 1607 tradujo ye imprimió las "Diez paradojas"; en 1603 se imprimió el escrito "Genuina noción de Dios", con el que el padre Ricci demostraba la existencia de Dios, explicaba la inmortalidad del alma y confutaba el monismo panteísta y la metempsicosis, entonces muy difundidas entre los chinos cultos.

Importantes también los escritos compuestos para los occidentales, como sus "Cartas" y su informe "De la entrada de la Compañía de Jesús".

Su obra era tan impresionante que el Emperador le concedió el permiso de fundar una iglesia (sostenida a expensas del erario público) y, admitiéndole a menudo en la corte, le introdujo en el círculo de los mandarines, los más importantes funcionarios imperiales.

Cuando murió en 1610, la comunidad cristiana china fundada por él contaba con 500 convertidos, de los cuales 400 sólo en Pekín. Entre estos sobresalían figuras de primer plano en la vida social, cultural y política china, además de algunos parientes del Emperador.

Zhang Xiping, profesor de lengua china y literatura cristiana en la Universidad de Pekín y miembro de la Academia de Ciencias Sociales de China, explica que "la opinión de Ricci fue apreciada por los sabios chinos, tanto que hasta inicios de la dinastía de los Qing, el catolicismo se divulgó libremente en toda China, se construyeron más de sesenta iglesias y más de doscientos misioneros evangelizaron en China".

El padre Matteo Ricci recibió el más alto reconocimiento para un extranjero, es decir, el privilegio imperial de un terreno de sepultura en la capital, en la que hoy es la School of Beijing Municipal Committee.

La tumba del jesuita italiano se encuentra hoy dentro del Cementerio de Zhalan, junto al Colegio Administrativo de Pekín (Beijing Administrative College), situado en las cercanías del Templo de las Cinco Pagodas, en la periferia noroeste de la ciudad.

Monseñor Claudio Giuliodori, obispo de Macerata y presidente de la Comisión Episcopal para la cultura y las comunicaciones sociales de la Conferencia Episcopal Italiana, en la introducción al docufilm de Kolndrekaj escribe: "el padre Matteo Ricci es un gigante de la cultura y de la fe. Dotado de extraordinarias dotes intelectuales, se ha demostrado un verdadero genio de la inculturación, a través de la cual supo abrir el camino al diálogo entre Oriente y Occidente, y a la evangelización de China".

En el mismo libreto, el padre Federico Lombardi, S.J., Director de la Sala Stampa de la Santa Sede, subraya que, cuando el 11 de mayo de 1610 moría Matteo en Pekín, la comunidad cristiana en China estaba bien establecida y la fama de Ricci era grande también en la corte imperial, tanto que el emperador, a petición de los hermanos de nuestro misionero, concedió un lugar para su sepultura. Nunca había sucedido antes que un extranjero fuera sepultado en territorio chino, y esto demuestra cuánto se estimaba y honraba a Ricci".

"Conocí la figura de Matteo Ricci en 1976, con ocasión de un viaje mío a Pekín, con mi maestro Joris Evans – explicó a ZENIT Gjon Kolndrekaj –. Desde entonces decidí dedicarme a la figura de este gran misionero italiano al que los chinos llamaban Li Madou".

"Tras haber dedicado años de mi carrera a la profundización de las temáticas relativas a las tres religiones monoteístas – prosigue el autor del libro y de la película – dedicarme a la figura de Ricci, misionero católico y científico italiano, que entró en relación con la filosofía y el pensamiento occidental, era algo que me fascinaba".

"Espero que este trabajo – concluye Gjon – contribuya a dar a conocer la figura y las obras de Matteo Ricci no sólo para los iniciados en su obra, sino también y sobre todo al gran público".

La historia de Matteo Ricci ha tocado también la imaginación de los Pontífices.

El papa Juan Pablo II dijo de él: "el padre Matteo Ricci estaba justamente convencido de que la fe en Cristo no sólo no habría traído ningún daño a la cultura china, sino que la habría enriquecido y perfeccionado... la figura y la obra del padre Ricci parecen asumir hoy una gran actualidad para el pueblo chino, embarcado como está en un proceso de modernización y de progreso".

Y añadió: "el padre Matteo Ricci comprendió y apreció plenamente la cultura china desde el principio, y su ejemplo debería servir de inspiración a muchos.

Benedicto XVI, en la carta enviada el 6 de mayo de 2009 a monseñor Claudio Giuliodori escribió: "Matteo Ricci, dotado de profunda fe y de extraordinario ingenio cultural y científico, dedicó largos años de su existencia a tejer un diálogo provechoso entre Occidente y Oriente llevando a cabo al mismo tiempo una penetrante acción de enraizamiento del Evangelio en la cultura del gran pueblo chino".

"Su ejemplo – añadía el Pontífice alemán – permanece también hoy como modelo de encuentro provechoso entre la civilización europea y la china".

"Matteo Ricci – concluía – fue un obediente ministro de la Iglesia e intrépido e inteligente mensajero del evangelio de Cristo".

La diócesis de Macerata ha preparado activamente las celebraciones para el cuarto centenario de su muerte (1610 – 2010), con la publicación de una agenda y de un calendario, con una obra teatral, la proyección del docufilm de Kolndrekaj, un congreso internacional para marzo y otra decena de encuentros.

Para más información: www.diocesimacerata.it/ricci/index.php

[Traducción del italiano por Inma Álvarez]