LA EVOLUCIÓN: FRAGILIDAD DE UNA TEORÍA
Alberto Sáenz Enríquez

A la teoría de la evolución le ha ocurrido lo mismo que al geocentrismo, que aún a décadas o siglos de demostrarse una hipótesis fallida, muchos de sus "feligreses" la siguen presentando como verdad irrebatible, como si no hubiese sido demolida suficientemente.

Falacias tales como presentar a quienes demuestran su falsedad como "fundamentalistas" o como simples seguidores de un protestantismo fiel a la literalidad escriturística, no van a desmentir lo que proclaman los descubrimientos biológicos, los conocimientos que se han alcanzado, no mediante la lectura de la Biblia, sino del entendimiento de la embriología comparada, de los fósiles mismos y de las moléculas de la herencia.

Esto es Escritura, si, pero no lo es de ningún documento religioso, sino de las funciones y testimonios de la realidad biológica misma.

Todas las teorías de teólogos o filósofos religiosos que han defendido la evolución han nacido de un sentimiento de derrota, de creer erróneamente que la ciencia hubo llegado a desbancar a la Palabra de Dios y por ello reinterpretaron la Biblia en lo tocante al origen del hombre y las especies como alegorías, como símbolos, como cuentos piadosos.

Si incluso algunos Sumos Pontífices, aparte de no desautorizar a la evolución como una búsqueda honesta de nuestros orígenes (Humani Generis S.S. Pío XII ) o han pensado que ésta es viable, nunca han pronunciado ex cáthedra nada al respecto y además, nadie niega la realidad de la transformación vía irradiación de los propios caudales genéticos de cada especie- la llamada micro-evolución-, lo cual es algo totalmente diferente al paso de una especie a otra, como lo propuso Charles Darwin.

Como micro-evolución o irradiación del caudal genético de cada especie ésta "es mas que una teoría" como dijera S.S. Juan Pablo II, mas ya hablar de saltación de una especie a otra es algo distinto.

No son -aunque los hay- estudiosos de la Sagrada Escritura los que con argumentos bíblicos rechazan la teoría evolucionista en todas sus acepciones (lamarckiana, darwinista, teilhardista, equilibrio-puntualista etc.) sino científicos eminentes que la niegan con argumentos serológicos, embriológicos, paleontológicos, genéticos etc.

Los descubrimientos de Michael Behe sobre "complejidad irreductible" de los organismos son muy sólidos.

Todos los organismos biológicos-desde un virus o una célula hasta los órganos más especializados de nuestro cuerpo funcionan como resultado de una interacción o conjunto de sistemas asociados donde ninguno puede faltar ni fallar sin alterar el resultado, ya haciéndolo inoperable, inservible o seriamente colapsado.

Estas funciones son totalmente estructuradas de origen. Una trayectoria evolutiva no puede explicarlas. O funciona todo perfectamente desde su inicio o nunca pudo funcionar.

Un ojo, un oído, un ala, un sonar (como el de los delfines y quirópteros) o una célula cualquiera, no pueden originarse de un proceso en desarrollo. Esto sólo es explicable como un diseño altamente planeado y configurado de origen.

El sueño de los evolucionistas de ver transformada la mandíbula multi-ósea del reptil en la simple del mamífero y el resto de sus huesos en el martillo, el yunque y el estribo del oído de éste, dejaría como eslabón intermedio un animal que no podría comer ni oír.

Las patas volviéndose alas no servirían para correr ni para volar: un organismo biológico es IRREDUCTIBLEMENTE COMPLEJO Y UN DISEÑO DE ALTA INTELIGENCIA.

Otrosí el geólogo-físico-químico-biólogo y filósofo de la ciencia Stephen C. Mayer acaba de publicar "DNA a signature in cell" en que demuestra con estrictos datos bio-moleculares, en comparación con la informática cibernética de nuestro tiempo, cómo los códigos informáticos en el ADN son irreductibles a fórmulas estructurales de la materia sino solamente a una fuente de Infinita Inteligencia.

Esa es la biología seria de hoy en día. ¿Que emparenta con la teología?

Toda ciencia que se precie de serlo tiene que desembocar en la teología, negarlo es negar a la ciencia misma y quedarse en el mito fanático de la ciencia-ficción.

Lo que muchos desconocen es que los descubrimientos de Michael Denton, Michael Behe, William Dembsky o Stephen C. Meyer no son traducidos al español, al italiano, o al francés sino a décadas de que son editadas sus obras en inglés y el gran público e incluso los especialistas, se quedan con el anacrónico pensamiento evolucionista que les llega por National Geographic, History Chanel, Animal Planet etc.

Parece raro que se tarde tanto en estas traducciones especializadas siendo el inglés un idioma universal, pero si muchos hay que entienden esta lengua de los cursos con eso de que "my cat is black" o "my mother has glasses" poquísimos pueden traducir obras sobre genética molecular o paleontología especializada ya de libros impresos o en internet.

El inglés que muchos dominan es acaso el de los "best sellers" literarios  y éstos "muchos" no pueden en absoluto entender nada sobre alta ciencia, ni en inglés ni en la lengua de cada quien.

Y como la sabiduría común es medida en términos de propaganda, también sólo muy pocos nos enteramos de los escritos del biólogo argentino Dr. Raúl Leguizamón que con lucidez inusitada demuestra la falsedad de los postulados evolucionistas.

Y el resultado es que aún los que se creen sabios y tienen maestrías y doctorados están en primaria siempre cuando en términos de la evolución se habla.

Darwin ha muerto. Meyer, Behe y Leguizamón deben ser leídos y conocidos para matar nuestra ignorancia evolucionista.

ASE